¿Cómo se llega al diagnóstico de cáncer de próstata?
Ante la sospecha de cáncer de próstata, (generalmente ante aumento de PSA o de problemas urinarios) el médico practica un tacto rectal. Esta exploración permite al médico experimentado reconocer cualquier área irregular o de consistencia dura en la próstata que pudiera corresponder a un cáncer.
Para no causar molestias excesivas, el médico utiliza, para el tacto rectal, un guante de goma e introduce a través del ano un dedo previamente lubrificado, para que la exploración no sea dolorosa.
Si se confirma la sospecha, debe practicarse una biopsia, que está indicada, en principio, en hombres con PSA superior a 4 nanogramosg/mililitro o con irregularidades en la próstata. Con la biopsia y el estudio del tejido extirpado, se descartará o confirmará la presencia de un cáncer de próstata.
Para realizar la biopsia, se utiliza una aguja de las llamadas de muestreo, que se introduce a través del recto bajo la guía de la ecografía transrectal, para poder localizar perfectamente la zona o zonas a biopsiar.
Para realizar la ecografía trans-rectal se debe colocar previamente una sonda de ecografía en el interior del recto cuya colocación es un poco incómoda, igual que su presencia. Pero, en todo momento, la persona sujeta a la exploración debe recordar que se realiza por su bien y que, pese a las molestias, nada grave puede sucederle.
No obstante puede soportarse perfectamente y más teniendo en cuenta que entre colocación de sonda ecográfica y biopsia y realización de la biopsia, se tarda en total entre 10 y 20 minutos. A tener en cuenta que la biopsia ocupa muy poco tiempo.
La aguja de muestreo permite la extracción de cilindros de tejido de la próstata. Cuando no hay zona o zonas sospechosas las que dirigir la aguja, se suelen practicar un mínimo de 6 punciones hasta un máximo de 14 o 15, para cubrir toda la extensión de la próstata.
Las muestras extraídas son remitidas al patólogo, para que establezca el diagnóstico y, si se trata de un cáncer, el grado de Gleason (véase antes, en el apartado «Cáncer de próstata»).
¿Se practican otras pruebas para el diagnóstico?
Cuando ya se dispone del diagnóstico de cáncer de próstata se realizan una serie de pruebas complementarias, conducentes a conocer el estado general de salud de la persona y tratar de detectar si la enfermedad se ha extendido más allá de la próstata.
Así, se solicitan análisis de sangre (hemograma completo y plaquetas) y estudios de la bioquímica sanguínea (fosfatasa alcalina, transaminasas, gamaGT, bilirrubina, urea y creatinina, colesterol, glucemia). Orientan hacia el estado de salud de la persona y hacia la posible presencia de metástasis en huesos.
Para objetivar si hay afectación de los ganglios de la pelvis y descartar la afectación del hígado, se solicita una TAC (tomografía axial computadorizada) abdominal. Alternativamente, puede preferirse la RNM (resonancia nuclear magnética)
Otra prueba de gran importancia es la gammagrafía de los huesos. Se realiza mediante la administración intravenosa de material radioactivo que tenga la característica de depositarse en los huesos. De esta manera se obtiene un «mapa» del esqueleto. Las diferencias de captación del material radioactivo permiten detectar, si existen, metástasis en los huesos. El material radioactivo tiende a ser captado más por las metástasis que por los huesos normales.
A señalar que el material radioactivo que se utiliza emite ondas muy cortas y de una vida media también muy corta.
La primera característica, ondas cortas, hacen que esta exploración, aún usando material radioactivo, no sea peligrosa para las personas que rodean al paciente (familiares, amigos).
La segunda característica, vida media corta, significa que en unas pocas horas la radioactividad se ha extinguido pronto, con lo que la seguridad es total.
En este momento, desde el punto de vista médico, ¿a qué conclusión o conclusiones podemos llegar?
Estamos en situación de establecer el llamado diagnóstico de extensión, es decir, sabemos ya la cantidad de cáncer que tiene una persona determinada con cáncer de próstata. Es decir, cuanto se ha propagado el tumor en la próstata, a los tejidos vecinos, cuanto a los ganglios linfáticos y a otros órganos. El diagnóstico de extensión es el factor pronóstico más importante y esencial para elegir el tratamiento.
¿Es lo mismo diagnóstico de extensión, estadios y TNM?
Sí, pero tanto estadios como TNM son clasificaciones que utilizan los médicos tanto para expresar el diagnóstico de extensión de cada paciente como para facilitar la comunicación entre médicos.
El sistema TNM lo diseñó en 1944 un médico francés, el doctor Pierre Denoix. Tuvo una gran aceptación y se extendió a todo el mundo.
Se basa en la supervivencia de los pacientes en cada una de las situaciones TNM. Sirve para planificar el tratamiento adecuado y establecer el pronóstico.
En cáncer de próstata se utiliza la clasificación TNM y no la en estadios. Los estadios (por lo general 4) son como síntesis de las diversas situaciones TNM, pero, en cáncer de próstata se considera más útil el TNM.
El TNM, ¿tiene una sola modalidad?
Hay dos tipos de TNM, el clínico (que se establece con las pruebas descritas y la exploración del médico) y el llamado TNM patológico o pTNM.
El pTNM añade, además, toda la información recogida al microscopio por el patólogo, cuando examina los tejidos extirpados.
¿Cuáles son las situaciones posibles del TNM en cáncer de próstata?
Son las siguientes:
T1: Tumor no detectable ni palpable al tacto rectal, pero en el que se encuentran células cancerosas, sea en una resección transuretral de la próstata, en una biopsia o en una prostatectomía.
Los T1 se subdividen en:
T1a: Es un T1 en el que el estudio al microscopio muestra que sólo el 5% del tejido extirpado contiene células cancerosas, mientras que el 95% restante es benigno. El PSA fue normal.
T1b: Un T1 con más del 5% de tejido canceroso. PSA normal.
T1c: Cualquiera de los anteriores, pero con PSA sugerente de carcinoma.
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T2: El tacto rectal ha permitido palpar un tumor en la próstata, pero dentro de la glándula; es decir, no se ha extendido hacia afuera a los tejidos y estructuras de alrededor.
Los T2 se subdividen en:
T2a: El tumor se encuentra sólo en el lado derecho o en el izquierdo de la próstata.
T2b: El tumor afecta ambos lados, derecho e izquierdo.
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T3: El tumor se ha extendido más allá de la cápsula que rodea la próstata.
El T3 se subdivide en:
T3a: Extensión extracapsular unilateral o bilateral, pero no a otros tejidos u órganos.
T3b: Afectación de las vesículas seminales, pero no a otros órganos.
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T4: El tumor fijo (adherido a estructuras externas) o las invade.
El T4 se divide en:
T4a: El tumor invade el cuello de la vejiga urinaria, el esfinter externo o el recto.
T4b: El tumor invade los músculos elevadores o está fijo en la pared lateral de la vejiga urinaria.
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¿Cómo se clasifica la afectación de los ganglios linfáticos cercanos a la próstata?
Hay tres situaciones:
NX: Los ganglios no pueden ser valorados.
N0: El cáncer no afecta a los ganglios.
N1: Afectación de uno o más ganglios linfáticos cercanos (regionales).
¿Y las metástasis?
De un modo parecido a los ganglios:
MX: las metástasis a distancia no pueden ser valoradas
M0: el cáncer no se ha extendido más allá de los ganglios de la región.
M1: extensión de la enfermedad a ganglios linfáticos más allá de la pelvis y/o a huesos, hígado, pulmones, cerebro, etc.
¿Y el pronóstico?
Depende esencialmente de cuatro factores: extensión del tumor en el momento del diagnóstico ; grado histológico del tumor ; edad y estado de salud del paciente y nivel del PSA:
Extensión del tumor, cuya medida se establece aplicando la clasificación TNM antes descrita. Hay tres modalidades fundamentales: tumor localizado en la próstata (pronóstico a largo plazo muy bueno); tumor localmente avanzado (generalmente no curables pero con supervivencia elevada a los 5 años del diagnóstico) y pacientes con metástasis a órganos distantes (no curables, supervivencia amediana a los 3 años del diagnóstico de metástasis; es cierto que algunos pacientes presentan supervivencias prolongadas). Este es el aspecto pronóstico más importante.